martes, 29 de diciembre de 2009

27 años de solidaridad.

Hace 27 años, esta mujer inquieta y comprometida emprendió viaje a la zona ecuatoriana de Riobamba para trabajar por los demás. La aventura, que todavía continúa, no ha estado exenta de sobresaltos. Su alto compromiso con los sectores más discriminados le ha hecho temer, incluso, por su vida.
El primer traslado que sufrió esta misionera fue de niña, cuando sus padres tuvieron que emigrar a Madrid para buscar trabajo. Saltó el 'charco' después de terminar sus estudios de Teología. Estuvo influida por las doctrinas del sacerdote Benito Ardiz y, sobre todo, del obispo ecuatoriano Leónidas Proaño, «uno de los patriarcas de la iglesia Latinoamericana», detalla.
Esa misionera extremeña se pasó el primer año de sus misiones conociendo la realidad. «Estuve dando vuelta por Riobamba, porque no se puede incidir en la sociedad, si no se conoce». Considera que en las culturas hay que entrar «en silencio y descalza». A partir de ahí, inició su labor en las comunidades, con una población principalmente indígena. Además de dar clases, trabajó en esos núcleos para dotarles de «agua, luz y caminos». El siguiente paso fue mejorar su economía. Para ello, se crearon las tiendas comunitarias. Julia Serrano, junto con su equipo, también propició la formación de botiquines. «Los indígenas trabajan la medicina de la armonía del ser», dice. Este trabajo se une a la defensa de los derechos del pueblo originario y de que Ecuador es multicultural y multiétnico.
En los años 90, formó la Fundación Desarrollo Solidario, con la que se trabaja en varios frentes. Uno de ellos está relacionado con la movilidad de los emigrantes. Otro de sus pilares es la defensa del poblado indígena de Educador.
En este organismo también trabajan voluntarios de distintas partes del mundo. Sin embargo, esta misionera echa de menos que no lleguen jóvenes extremeños. De lo que sí está orgullosa es de la ayuda que recibe de la parroquia de su pueblo, Garciaz, para poder financiar iniciativas. «Son muchos frentes en los que trabajamos, porque no hay quien lleve a cabo este trabajo». Todo ello está unido a su función pastoral con niños, jóvenes y mayores.
Aunque de vez en cuando Julia Serrano retorna a Extremadura para ver a sus seres queridos, de momento no tiene intención de volver de una forma definitiva. Ahora, su familia también son las comunidades indígenas donde trabaja.
Además, tiene que contar con Daniel y Coco, dos jóvenes se quedaron sin padres de pequeños. Ante la ineficacia de los orfanatos de Ecuador, se hicieron cargo de ellos la religiosa de la congregación Hijas de la Caridad, Rosa Jacome, la diputada indígena Nina Pacari y la misionera extremeña. «Decidimos criarlos entre todos. Han tenido una familia, aunque diferente», destaca Julia Serrano. Ahora estudian medicina.

Fuente de Hoy.es

3 comentarios:

ZENN BELL dijo...

Olá Clandestina!Encontrei este blog sómente agora e percebo que não escreves faz tempo... Onde estás? Não desista! Pelo pouco que vi percebo que seu trabalho é muito precioso.
Responde-me, por favor.

Beijos
Zenn Bell
zenn.bell@gmail.com

Diego Escribano dijo...

Muy interesante el relato. Una gran ejemplo.

Anónimo dijo...

I'm extremely impressed with your writing skills and also with the layout on your blog. Is this a paid theme or did you customize it yourself? Either way keep up the excellent quality writing, it is rare to see a nice blog like this one these days.
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